Solo 44 % tiene raíces en el territorio, el restante 56 proviene de otros municipios del país.

El crecimiento desmedido de la sabana de Bogotá ha sido tal que hoy el 56 por ciento de quienes habitan en los 11 municipios que comprenden su zona central no nacieron allí. De ese porcentaje, el 30 % corresponde a gente que arribó de la capital en las últimas décadas y el resto han llegado de otras regiones, incluyendo el propio departamento. Es más, en varios de ellos, como en Cajicá, ya se advierte la presencia masiva de venezolanos, unas 600 personas.

A este ritmo, expertos del programa Sabana Centro Cómo Vamos (SCCV), que este miércoles presentó los resultados de la primera encuesta de percepción ciudadana para la región, aseguran que en el año 2050 estos municipios sumarán 2,5 millones personas, la tercera parte de lo que es hoy Bogotá o toda la población de Cali actualmente.

Llama la atención que aunque el 97 por ciento de este territorio se considera rural, en el 3 por ciento restante, el urbano, se concentra el 68 por ciento de la población, con todo lo que ello implica: nuevos asentamientos humanos, prestación de servicios, calidad de los mismos, seguridad y movilidad, entre otros. Por ejemplo, en el último año la construcción de vivienda de interés social (VIS) creció apenas 2,3 por ciento; el 36 por ciento de la gente debe salir antes de las 6 de la mañana para evitar los trancones y menos del 50 por ciento de los habitantes se siente satisfecho con la seguridad. El 67 por ciento de los consultados expresa que el principal problema en este frente es el consumo de drogas ilícitas. El 44 por ciento habla de atracos y el 33 de tráfico de estupefacientes, además del asalto a viviendas y fenómenos de pandillismo. 

Los alcaldes se quejan de la falta de policía (7 agentes por turno, en Tenjo, un municipio de 20.000 habitantes) y la falta de efectividad de la justicia. “Noventa papeletas de coca no dan cárcel, según el juez”, se lamenta el alcalde del mismo poblado, Juan Gabriel Gómez. A todo lo anterior hay que añadir el fenómeno de corrupción, que tiene encartados judicialmente e investigados a exalcaldes y funcionarios por temas como el volteo de tierras. El 80 por ciento de los consultados percibe que la corrupción en la región aumentó o se mantuvo igual.

Dicho esto, el estudio también da cuenta de un nivel de orgullo de la gente por su municipio del 71 por ciento y de satisfacción del 74. Los servicios de gas y energía eléctrica aparecen con los niveles de aceptación más altos (4,4 y 4,1 respectivamente), mientras que el servicio de internet y la telefonía celular aparecen con las calificaciones más bajas, de acuerdo con el informe presentado por Juan Carlos Camelo, director de SCCV. Solo el 37 por ciento de la gente está satisfecha con el estado de las vías y apenas el 43 con los parques. Lo curioso es que una amplia mayoría, cerca del 62 por ciento, tiene como plan ir a restaurantes y el 56 visitar centros comerciales, otra señal de la irrupción foránea en la región. Los realizadores del estudio recomiendan a las autoridades mayor atención a asuntos como la aplicación efectiva de justicia, la movilidad, hacer visibles sus acciones y trazar estrategias que permitan una participación más efectiva por parte de la población. “Hay que consolidar los procesos de crecimiento a través de prácticas buenas a largo plazo, en armonía con el entorno”, subrayó, por su parte, el rector de la U de la Sabana, Obdulio Velásquez. La encuesta fue realizada por el Observatorio de Medios de la Universidad de la Sabana entre octubre y noviembre del año pasado en las cabeceras municipales, con el apoyo de otros socios como EL TIEMPO, Fundación Corona, Fundación Millenium, Cámara de Comercio de Bogotá, Devinorte, Fundación Cavelier, Prodensa y ProBogotá. La muestra fue de 2.585 personas (vea ficha técnica). Qué dicen los alcaldes

A la presentación del estudio asistieron los mandatarios locales de Tabio, Rubén Darío Acero; Tenjo, Juan Gabriel Gómez; Cogua, William Forero, y Tocancipá, Walfrando Forero. Si bien ellos reconocen que la responsabilidad del crecimiento desordenado que se ha dado en la región recae sobre sus propias autoridades, las opiniones se dividen frente a cómo abordar los problemas.

Para algunos, como el de Tabio, hay que revisar los planes de desarrollo para ajustarlos a la oferta de servicios que el municipio es capaz de ofrecer, particularmente en el caso del agua. En contraste, el acalde de Tocancipá –mencionado en investigaciones por presuntos actos de corrupción que él negó vehementemente en el recinto este miércoles– dijo que “no hay que temerles a los procesos de expansión” siempre y cuando existan las normas para ello. Y agregó que de no hacerlo, esas zonas susceptibles a ser desarrolladas terminarán invadidas o, en el peor de los casos, desarrollándose de manera informal. Y también aprovechó para reclamar por el parqueo de más de un centenar de camiones de basura adquiridos durante el gobierno del alcalde Petro en Bogotá que terminaron en un lote de su municipio sin autorización alguna. Cogua reclamó mayor justicia y atención de las autoridades nacionales, pues en tiempos recientes se han avalado más licencias para la explotación minera sin antecedentes. Y, al contrario de su colega de Tocancipá, el mandatario de Tenjo hizo un llamado a planear con responsabilidad, pues, a su juicio, es allí donde ha radicado la explosión de males que hoy se advierten en varios frentes. “Hay que planear sin afanes porque hoy somos víctimas de la falta de planeación”, expresó.
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